Kazimierz Marian Kurianski 1917 - 1940
Nacido 25.2.1917 en Drohobycz / Drohobych
Muerto 13.11.1940 en Gusen
Biografía
Kazimierz Marian Kuriański, clérigo de los Misioneros del Verbo Divino SVD
Kazimierz Marian Kuriański nació el 25 de febrero de 1917 en Drohobycz, en la antigua diócesis de Przemyśl. Sin embargo, su verdadera ciudad natal era Jazłowiec, donde estaba vivo el culto a la Madre de Dios llamada Pani Jazłowiecka. Su padre era albañil y también trabajaba como ayudante en la oficina municipal. Kazimierz creció en una familia católica piadosa. Tuvo una infancia alegre, ya que a menudo pasaba tiempo en medio de la naturaleza y jugando con sus amigos. Era monaguillo y miembro de la Asociación del Niño Jesús. En ese momento, comenzó a despertar en él una vocación misionera, que advirtió y cultivó, orando por la conversión de los paganos y la gracia de ser misionero. Por razones económicas su padre no pudo enviar a Kazimierz al Seminario Menor de Bruczków, pero el problema lo resolvió el párroco Andrzej Krasiński. En 1931, Kazimierz fue admitido en la escuela de Los Verbitas en Bruczków. Durante este tiempo también logró leer todas las revistas misioneras de la biblioteca.
En 1933, se trasladó a Rybnik, completando el gimnazjum, y un año después continuó su educación en Górna Grupa. Practicó en grado heroico la virtud de la paciencia y la laboriosidad, participando en todos los trabajos de la comunidad y dedicando además tiempo al estudio, la lectura y el deporte, destacándose en todas estas actividades.
El estallido de la guerra lo encontró en la Casa de la Misión San Estanislao de Kostka en Chludowo. El 8 de septiembre debía completar su noviciado de dos años y hacer sus primeros votos religiosos. Sin embargo el comienzo de la guerra cambió los planes de sus superiores, aunque Kazimierz siguió fiel a su vocación. Podía haber regresado a su casa, pero eligió quedarse. El 4 de septiembre hizo sus primeros votos religiosos de la mano del Rector Ludwik Mzyk. La principal razón para acelerar la fecha de los votos fue la orden de evacuar a todos los habitantes de Chludowo hacia Varsovia. En breve el grupo de refugiados regresó a Chludowo, porque todo el país fue ocupado por el invasor.
Al poco tiempo las autoridades alemanas realizaron un registro obligatorio de todos los habitantes de Chludowo. Kazimierz se declaró católico y de nacionalidad polaca, lo que decidió en consecuencia su posterior traslado a un campo de concentración. Después de este acontecimiento, ya no pudo moverse libremente, tenía que obtener un pase. Quien los otorgaba, alguien designado por la gestapo, también controlaba el movimiento de la casa: la llegada de forasteros al monasterio y las conversaciones con sus residentes. Además, la comunidad era visitada con frecuencia por el oficial de las SS Franz Wolf, que supervisaba el monasterio.
El 25 de enero de 1940 todos los residentes de la Casa fueron internados, también fueron traídos 40 sacerdotes de Poznań y sus alrededores. El mismo día, la Gestapo arrestó al maestro de novicios, el padre Ludwik Mzyk, que luego fue asesinado en el Fuerte VII en Poznań. Este evento acompañó a Kazimierz en todas las etapas de su camino hacia el martirio y le ayudó a soportar la persecución. Aunque la vida de los internos era muy dura, y la situación alimentaria y económica calamitosa, el programa del noviciado prosiguió con normalidad.
El 19 de mayo de 1940 hizo sus primeros votos de manera acelerada, porque los superiores ya habían sido informados del inminente traslado de los internos al campo de concentración de Dachau. Y así sucedió. El 22 de mayo, Kazimierz y sus cohermanos fueron transportados al Fuerte VII en Poznań, y desde allí transportados en vagones de ganado a Dachau. Aquí se convirtió en el número de campo 11450. Con la llegada al campo se dio comienzo a una cuarentena de dos meses, llena de ejercicios punitivos, varias horas de soportar interminables pases de lista, un “deporte” inhumano, aprender alemán y canciones ofensivas. El objetivo era uno: quebrar a los prisioneros y despojarlos de su dignidad humana.
El 2 de agosto de 1940 en un transporte de 1000 prisioneros polacos, donde se encontraban 150 miembros del clero, fue trasladado desde el campo de concentración de Dachau al campo de concentración de Gusen. Aquí le asignaron el número 6579. Al estar todavía el campo en construcción las condiciones de vida eran peores que en Dachau. Cuando llovía, el agua entraba dentro de las barracas, la ropa casi siempre estaba húmeda, lo que dificultaba el mantenimiento de la higiene.
Desde el principio se pretendía exterminar a la intelectualidad polaca y al clero polaco. Los hombres de las SS que supervisaban la construcción del campo lo llamaron "Vernichtungslager für die polnische Intelligenz”, un campo de exterminio para las élites polacas. En Gusen la única salida, como les dijo el comandante a los prisioneros recién llegados, era a través de la chimenea del crematorio.
Estando todavía en Dachau, y luego en Gusen, el grupo de novicios y seminaristas se reunía después del trabajo para recordar los tiempos en Polonia. Este era un acontecimiento importante para ellos, ya que el sentido de comunidad y la oración fueron uno de los factores más importantes que determinaba la supervivencia.
Kazimierz fue asignado al trabajo en las canteras, transportando piedras a más de dos kilómetros del campo. Luego se lo destinó a la construcción de las villas de las SS como ayudante de albañil. Durante este tiempo, su salud se deterioró. Enfermó de diarrea sanguinolenta, conocida en la jerga del campo como “czerwonka” (disentería). Fue causada por una sopa cocinada con nabos podridos. En ese momento, Kazimierz se encontraba en el revier (enfermería) destinada a tales prisioneros. Existía la creencia generalizada de que los que sufrían de diarrea pronto se encontrarían en el crematorio. Y así sucedió. El cuerpo exhausto ya no pudo soportar nada más. El 13 de noviembre de 1940 murió en la memoria litúrgica de San Estanislao de Kostka, porque, como notaron sus compañeros, Kazimierz tenía una especial veneración por este santo. Según los registros, la muerte se debió a un edema purulento y a un paro cardíaco y circulatorio. En su solicitud de admisión a la Congregación, escribió que estaba dispuesto a todo, incluso al martirio. Sin duda, en el momento de su muerte, estaba dispuesto a morir por su fe.
El sacerdote Jan Chodzidło SVD, formador y director espiritual de novicios en Chludowo durante la guerra, en 1941, dijo lo siguiente sobre todos los cérigos y novicios que estaban muriendo en los campos de Dachau y Gusen en ese momento:
Dios quiere renovar el mundo y llenar el cielo de santos. Por lo tanto, busca víctimas puras, inocentes, valiosas, muy parecidas al Cordero de Dios. Tales corderos inocentes son nuestros clérigos. Fueron elegidos por Dios para ofrecerle el sacrificio de sus vidas en reparación por los pecados del mundo y pedir bendiciones y gracia.
Gerardo Rodriguez