Manuel Bolaños Díaz 1912 - 1941
Nacido 15.5.1912 en Puerto Real
Muerto 29.12.1941 en Gusen
Biografía
Manuel Bolaños Díaz nace el 15 de mayo de 1912 en Puerto Real, una pequeña población cercana a los 8.000 habitantes de la provincia de Cádiz, ubicada en el sur de España. Su familia estaba compuesta por sus padres, José Bolaños Betanzos e Isabel Díaz del Río, oriundos de Medina Sidonia y Paterna de la Rivera respectivamente, además de tres hermanos: Catalina, Antonio y Pedro, el mayor. Poco o nada se sabe de su juventud, con la excepción de la huella documental de su paso por el Negociado de Quintas del Ayuntamiento.
La crisis económica generalizada en las primeras décadas de siglo y sus consecuencias en la vida de esta población marcarán los años de juventud de Manuel. El panorama socio-económico no hace más que endurecer la vida, ya de por sí bastante difícil, en esta pequeña población herida por el paro, con un creciente descontento en el colectivo de trabajadores y un sinfín de reivindicaciones laborales.
Tras el golpe militar de 1936 (comienzo de la Guerra Civil Española), en Puerto Real, que fue tomada sin un solo disparo, empieza desde los primeros días un proceso de detenciones arbitrarias y fusilamientos. Es este el escenario que presencia Manuel y que, por miedo a ser objeto de una posible denuncia, le lleva a huir con rapidez de la población que le vio nacer, apenas con lo puesto. En primer lugar, se refugia en un pozo en los Ardales, finca de propiedad familiar situada en Medina Sidonia. Días después se ve obligado de nuevo a huir ante la inmediatez de otra denuncia.
Es aquí donde se le pierde la pista a Manuel, que aflora años más tarde con su paso por el Stalag IX A Ziegenhain, situado entre Frankfurt y Kassel, en la región actual de Renania-Palatinado de Alemania. Sale de este campo de tránsito el 11 de agosto de 1940 hacia el LK Mauthausen donde llegará el 13 de agosto de 1940, como integrante más del tercer convoy, compuesto por 97 republicanos españoles. Se les asignarán los números 3.714 a 3.804. De ellos el 83,5 % no regresará; 61 morirán en Gusen. Un año más tarde, el 17 de febrero de 1941, será trasladado al bloque 16 del Campo de Gusen a escasos kilómetros del anterior, donde se le asignó el número de prisionero 10.331. Morirá el 29 de diciembre de 1941 en Gusen junto a 17 republicanos españoles más.
Su familia no supo nada de los avatares y vicisitudes de la vida de Manuel hasta que recibieron una carta en junio de 1950 comunicándole, de una manera escueta y sin detalle alguno, su fallecimiento, además de la posibilidad de conseguir una compensación económica.
En el caso de Manuel y, hasta la fecha, no consta ni en un sentido ni en otro la pertenencia a ningún sindicato o movimiento obrero organizado de cualquier índole; de la misma manera, tampoco aparece como combatiente entre las tropas republicanas. Su vida fue una de tantas cruelmente truncadas.
Juan Piñero Rendon
LETRA DE LA CANCION QUE ESCRIBE ALFONSO BARO ALCEDO A SU TIO ABUELO, MANUEL BOLAÑOS DIAZ.
MANUEL
Manuel trabajaba en los barcos
Y tenía en los labios sabor a revolución
Algún otro de negros presagios
Miraba sus sueños lejanos con perfidia explosión
La envidia que es muy mala amiga
Se convierte falaz en palabras arteras
Y Manuel debe huir de la intriga
Y ocultar su pasión en un pozo de espera.
La misma lengua delatora
Dispara los pasos hacia Los Ardales
De aquellos que quieren su muerte
Y quebrar corazones con balas mortales
La suerte a veces esquiva
Hace que Manuel sepa de la busca
Y saltando alambradas furtivas
Huye hacia el norte, tierra de penumbras.
En Francia lo acogen los suyos
Mismos ideales, historias similares
Pero su destino es oscuro
En tiempos convulsos de sones militares
Huyó del yugo y de las flechas
De la nacional guerra entre hermanos
Pero llegan esvásticas lesas
Que van por Europa cercenando manos.
Y en Gusen, campo de exterminio
Acaban sus huesos a los veintipocos
No tiene tiempo tan siquiera
Para despedirse de este mundo loco.
Y han pasado más de 60 años
Y no queda nadie de su tiempo
Los suyos los que aún le esperamos
No sabemos dónde está su lecho.
Aunque si su espíritu
Que está aquí con nosotros.