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Jan Włoch 1914 - 1940 Editar

Nacido 27.8.1914
Muerto 21.9.1940 en Gusen

Biografía

Jan Włoch, clérigo de los Misioneros del Verbo Divino SVD

Jan Włoch nació el 27 de agosto de 1914 en Pączewo, en la región de Pomerania. Su familia era muy pobre y se mantenía solo con lo que daba una pequeña granja. Sus padres asistían a los sacramentos con regularidad y con gran devoción. Tenían fama de gente buena y decente. Por lo tanto, no debe sorprender que nacieran vocaciones religiosas en esta familia.

 En 1928 Jan ingresó al Seminario Menor de los Misioneros del Verbo Divino en Górna Grupa, ya que su gran sueño era ser misionero. Este deseo nació en la escuela primaria donde aprendió sobre los misioneros que trabajaban en tierras paganas. Rezaba con entusiasmo y también se interesaba por las revistas religiosas y misioneras. El padre enfermó y no podía trabajar, por lo que la madre tuvo que arreglárselas sola con la pequeña granja para poder solventar todos os gastos. Otra dificultad fue la grave enfermedad de Jan durante sus estudios, que tuvo que interrumpir durante un año. En cuanto a lo económico el párroco acudió en su ayuda. Su gran obstinación en el seguimiento de su vocación misionera se debía a su gran confianza en la Divina Providencia, que era un rasgo característico de su personalidad.

Jan era una persona muy amable y sincera, comprensivo con los demás, bondadoso y cordial. Fue especialmente querido por su sensibilidad a todas las preocupaciones y problemas, entendió perfectamente las limitaciones y los errores humanos así como también el esfuerzo y el cuidado cotidianos.

Después de aprobar sus exámenes finales en 1937, Jan ingresó al noviciado en Chludowo. Aunque después de completar el noviciado debería ir a Sankt Gabriel cerca de Viena para continuar sus estudios, el dominio nazi y la anexión de Austria le impidieron irse. Por lo tanto, los superiores decidieron que el curso de Jan continuaría en Chludowo.

El día del inicio del retiro antes de los primeros votos religiosos, se intensificó el movimiento de aviones en el cercano campo de entrenamiento. Nadie esperaba que estos fueran aviones alemanes, que bombardearon las instalaciones militares en el campo de entrenamiento y así estalló la Segunda Guerra Mundial. Al día siguiente llegó la orden de evacuación hacia Varsovia. En ese momento, las autoridades religiosas decidieron que el segundo curso de noviciado hiciera sus primeros votos religiosos el 4 de septiembre. Entre los que profesaban estaba Jan Włoch. Después de que el país fuera ocupado por el ejército alemán, el grupo de refugiados decidió regresar a Chludowo. Las clases de Filosofía comenzaron el 1 de enero.

Al poco tiempo las autoridades alemanas realizaron un registro obligatorio de todos los habitantes de Chludowo. Jan se declaró católico y de nacionalidad polaca, lo que decidió en consecuencia su posterior traslado a un campo de concentración. Después de este acontecimiento, ya no pudo moverse libremente, tenía que obtener un pase. Quien los otorgaba, alguien designado por la gestapo, también controlaba el movimiento de la casa: la llegada de forasteros al monasterio y las conversaciones con sus residentes. Además, la comunidad era visitada con frecuencia por el oficial de las SS Franz Wolf, que supervisaba el monasterio.

El 25 de enero de 1940 todos los residentes de la Casa fueron internados, también fueron traídos 40 sacerdotes de Poznań y sus alrededores. El mismo día, la Gestapo arrestó al maestro de novicios, el padre Ludwik Mzyk, que luego fue asesinado en el Fuerte VII en Poznań. Este evento acompañó a Jan en todas las etapas de su camino hacia el martirio y le ayudó a soportar la persecución. Aunque la vida de los internos era muy dura, y la situación alimentaria y económica calamitosa, el programa del noviciado prosiguió con normalidad.

El 22 de mayo, en vísperas de la celebración de Corpus Christi, Jan y sus cohermanos fueron transportados al Fuerte VII en Poznań, y desde allí transportados en vagones de ganado a Dachau. Aquí se convirtió en el número de campo 11088. Con la llegada al campo se dio comienzo a una cuarentena de dos meses, llena de ejercicios punitivos, varias horas de soportar interminables pases de lista, un “deporte” inhumano, aprender alemán y canciones ofensivas. El objetivo era uno: quebrar a los prisioneros y despojarlos de su dignidad humana.

El 2 de agosto de 1940 en un transporte de 1000 prisioneros polacos, donde se encontraban 150 miembros del clero, fue trasladado desde el campo de concentración de Dachau al campo de concentración de Gusen. Fue esta la última etapa de su martirio. Aquí le asignaron el número 7303. Al estar todavía el campo en construcción las condiciones de vida eran peores que en Dachau. Cuando llovía, el agua entraba dentro de las barracas, la ropa casi siempre estaba húmeda, lo que dificultaba el mantenimiento de la higiene.

Desde el principio se pretendía exterminar a la intelectualidad polaca y al clero polaco. Los hombres de las SS que supervisaban la construcción del campo lo llamaron "Vernichtungslager für die polnische Intelligenz”, un campo de exterminio para las élites polacas. En Gusen la única salida, como les dijo el comandante a los prisioneros recién llegados, era a través de la chimenea del crematorio.

En Gusen trabajó en las canteras. Sobre los cimientos del crematorio, que se estaba construyendo, él y un grupo de otros hermanos hicieron sus segundos votos religiosos. Este hecho tuvo lugar el 8 de septiembre de 1940.

El trabajo duro y las malas condiciones del campo llevaron a su trágica muerte. Enfermó de diarrea sanguinolenta, conocida en la jerga del campo como “czerwonka” (disentería). Esta enfermedad agotó sus fuerzas y se convirtió en la causa directa de su muerte. Ya no podía caminar solo, por lo que sus hermanos lo llevaron en una manta hasta la Appelplatz. Ya se estaba muriendo. Dios lo llamó junto a sí el 21 de septiembre de 1940.

El sacerdote Jan Chodzidło SVD, formador y director espiritual de novicios en Chludowo durante la guerra, en 1941, dijo lo siguiente sobre todos los cérigos y novicios que estaban muriendo en los campos de Dachau y Gusen en ese momento:

Dios quiere renovar el mundo y llenar el cielo de santos. Por lo tanto, busca víctimas puras, inocentes, valiosas, muy parecidas al Cordero de Dios. Tales corderos inocentes son nuestros clérigos. Fueron elegidos por Dios para ofrecerle el sacrificio de sus vidas en reparación por los pecados del mundo y pedir bendiciones y gracia.

 

Gerardo Rodriguez

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