Florian Bialka SVD wurde am 3. Mai 1918 in Lubichowo bei Starograd Gdanski in Pommern als viertes von sieben Kindern geboren. Bereits im Alter von 11 Jahren wollte er Missionar werden und sein Traum wäre gewesen in Neu Guinea zu arbeiten. Nach bestandener Reifeprüfung trat er in Gorna Grupa dem Orden der Steyler Missionare bei und setzte 1937 seine Studien als Novize in Chludowo in Großpolen fort. Nachdem Großpolen aber als neuer Reichsgau Wartheland durch das Deutsche Reich annektiert wurde, wurde auch der Seminarist Florian Bialka als Angehöriger der Polnischen Intelligentsia am 25. Jänner 1940 zuerst interniert und dann am 22. Mai 1940 mit anderen Seminaristen über das Fort VII in Poznan und das KZ Dachau in das KZ Gusen deportiert, wo er am 2. August 1940 eintraf und die Häftlingsnummer 5964 erhielt. In Gusen musste er im Steinbruch und beim Aufbau von SS-Siedlungshäusern (vermutlich in St. Georgen) arbeiten. Er starb am 5. November 1940 mit nur 22 Jahren im KZ Gusen (I) nach totaler Auszehrung an Erschöpfung und Ruhr und wurde am 23. August 2008 zusammen mit 122 anderen polnischen Geistlichen in einem noch laufenden Seligsprechungsverfahren mit dem Titel „Diener Gottes“ geehrt. Von den 25 Seminaristen, die 1940 aus Chludowo verschleppt wurden, starben alleine neun im KZ Gusen.
Rudolf A. Haunschmied
Rudolf A. Haunschmied, geboren und aufgewachsen in St. Georgen/Gusen, widmete sich schon seit frühester Jugend neben Ausbildung und Brotberuf der Erforschung der Geschichte des KZ-Komplexes Gusen I, II & III. Ing. Haunschmied gibt sein in allen Teilen der Welt gesammeltes Wissen seit mehr als 30 Jahren in Form von Publikationen, Studienzirkeln, Vorträgen, Führungen, Filmprojekten und Workshops an Fachhistoriker und Interessierte weiter. Als Mitbegründer des Gedenkdienstkomitees Gusen (www.gusen.org) war er auch Mitwirkender der Reforminitiative Mauthausen des österr. Bundesministeriums für Inneres und setzte sich neben der weiteren Erforschung der Lagergeschichte im Runden Tisch des Bundesdenkmalamtes in Wien seit Jahren auch für die Erhaltung, den Denkmalschutz und die Einbeziehung einzelner noch verbliebener baulicher Reste der Lager von Gusen in eine Erinnerungslandschaft "St. Georgen-Gusen-Mauthausen" ein. Rudolf A. Haunschmied bemührt sich auch bereits seit vielen Jahren um die Schaffung einer unterirdischen Gedenkstätte für das ehemalige KZ Gusen II im noch verbliebenen Teil der Stollenanlage „Bergkristall“ in St. Georgen/Gusen ein. Die oberösterreichische Landesregierung würdigte die bereits mehrfach ausgezeichnete Pionierarbeit von Ing. Rudolf A. Haunschmied durch die Zuerkennung des Funktionstitels Konsulent für Wissenschaft.
Florian Białka, novicio de los Misioneros del Verbo Divino (SVD)
Florian Białka nació el 3 de mayo de 1918 en Lubichowo cerca de Starogard Gdański. Fue el cuarto de los siete hijos de María y Aleksander Białka. Sus padres eran personas honestas y trabajadoras, de ahí que Florian ya desde temprana edad pudo practicar estas virtudes. Asumió con gran responsabilidad todas las actividades, ya sea el estudio, el deporte o incluso el “pastoreo” de gansos y vacas, tampoco olvidaba sus deberes de monaguillo. Además, se distinguió por su piedad y con gusto se dedicaba a la literatura religiosa. A la edad de 11 años se acercó a la confesión y a la Sagrada Comunión por primera vez. En ese momento también comenzó a nacer en él una vocación misionera, pero el vicario de su parroquia y sus padres lo disuadieron con firmeza a tomar ese camino de vida. El vicario Lewandowski le propuso ingresar al seminario diocesano pero sus padres, debido a la mala situación económica, no querían enviar a su hijo a la escuela. Sin embargo, Florian tenía un objetivo claramente definido: llegar a ser misionero. Leyó sobre la obra de los misioneros en revistas misioneras, y de manera especial fueron sus dificultades de la vida las que lo alentaron a este trabajo. Los padres tenían un poco de miedo de que Florian perseverara en este camino, pero él les insistía: perseveraré y me haré misionero para convertir a los paganos a la fe de Cristo. Su sueño era trabajar en Nueva Guinea. Finalmente, en 1931, comenzó a estudiar en Górna Grupa, aprobando allí el examen final y recibiendo el diploma de bachiller, para poder luego comenzar su noviciado en Chludowo. Gracias a sus habilidades intelectuales y deportivas lo hizo muy bien. Sus superiores expresaron sus elogios y pusieron grandes esperanzas en él.
Su familia le desaconsejó viajar para comenzar el noviciado, porque temía lo peor: la guerra. El estallido de la guerra lo encontró ya en la Casa de la Misión San Estanislao de Kostka en Chludowo. Aquí, el 8 de septiembre de 1939, tenía que recibir el hábito y comenzar su noviciado de dos años. Mientras tanto, el 4 de septiembre las autoridades locales ordenaron la evacuación inmediata hacia Varsovia, a partir de aquí los planes se complicaron. Al enterarse de la agresión del ejército soviético contra Polonia, Florian Białka junto con un grupo de refugiados regresó a Chludowo. El 7 de octubre el curso completo de Florian ya pudo recibir el hábito y de esta manera comenzar el noviciado de dos años bajo la guía del Padre Ludwik Mzyk SVD.
Sin embargo, después de un corto tiempo, las autoridades alemanas realizaron un registro obligatorio de todos los habitantes de Chludowo. Florian Białka se declaró católico y de nacionalidad polaca, lo que decidió en consecuencia su posterior traslado a un campo de concentración. Después de este acontecimiento, ya no pudo moverse libremente, tenía que obtener un pase. Quien los otorgaba, alguien designado por la gestapo, también controlaba el movimiento de la casa: la llegada de forasteros al monasterio y las conversaciones con sus residentes. Además, la comunidad era visitada con frecuencia por el oficial de las SS Franz Wolf, que supervisaba el monasterio. A pesar de la gravedad de la situación (si los novicios permanecían en Chludowo les amenazaba un gran peligro), también su madre insistió en que Florian regresara a casa, pero él sin embargo decidió continuar su noviciado.
El 25 de enero de 1940 todos los residentes de la Casa fueron internados, también fueron traídos 40 sacerdotes de Poznań y sus alrededores. El mismo día, la Gestapo arrestó al maestro de novicios, el padre Ludwik Mzyk SVD, que luego fue asesinado en el Fuerte VII en Poznań. Este evento acompañó a Florian en todas las etapas de su camino hacia el martirio y le ayudó a soportar la persecución. Aunque la vida de los internos era muy dura, y la situación alimentaria y económica pésima, el programa del noviciado continuó sin mayores cambios.
El 22 de mayo de 1940, en vísperas de Corpus Christi, Florian y sus cohermanos fueron traslados al Fuerte VII en Poznań, y desde allí transportados durante la noche en vagones de ganado al campo de concentración de Dachau. Aquí recibió el número 11091. Con la llegada al campo comenzó una cuarentena de dos meses, llena de ejercicios punitivos, varias horas de soportar interminables pases de lista, un “deporte” inhumano, aprender alemán y canciones ofensivas. El objetivo era uno: quebrar a los prisioneros y despojarlos de su dignidad humana. Florian, en cuanto había una posibilidad, participaba en las oraciones comunitarias con otros cohermanos, porque les daba fuerzas a todos.
El 2 de agosto de 1940 en un transporte de 1000 prisioneros polacos, donde se encontraban 150 miembros del clero, fue trasladado desde el campo de concentración de Dachau al campo de concentración de Gusen. Aquí le asignaron el número 5964. Al estar todavía el campo en construcción las condiciones de vida eran peores que en Dachau. Cuando llovía, el agua entraba dentro de las barracas, la ropa casi siempre estaba húmeda, lo que dificultaba el mantenimiento de la higiene. En un principio tuvo que trabajar en las canteras acarreando piedras y luego, como era fuerte y de constitución robusta, lo destinaron para la construcción de las villas de las SS.
Desde el principio se pretendía exterminar a la intelectualidad polaca y al clero polaco. Los hombres de las SS que supervisaban la construcción del campo lo llamaron "Vernichtungslager für die polnische Intelligenz”, un campo de exterminio para las élites polacas. En Gusen la única salida, como les dijo el comandante a los prisioneros recién llegados, era a través de la chimenea del crematorio.
Durante su estadía en Gusen, Florian supo perseverar en su vocación en medio de las condiciones más duras, siendo consciente al mismo tiempo de que en cualquier momento podía morir como mártir. En un corto período de tiempo ya no era más que piel y huesos. Además sufría de un defecto cardíaco, del que ya se hablaba incluso durante su permanencia en Górna Grupa. A todo esto se le sumó una severa diarrea sanguinolenta, llamada "czerwonka" (disentería) en la jerga del campo, causada por una sopa hecha con nabos podridos. Según los registros del campo, la muerte ocurrió el 5 de noviembre de 1940 a las 18:50 La causa de la muerte se dio por tres dolencias: inflamación del intestino grueso, diarrea y corazón.
El sacerdote Jan Chodzidło SVD, formador y director espiritual de novicios en Chludowo durante la guerra, en 1941, dijo lo siguiente sobre todos los cérigos y novicios que estaban muriendo en los campos de Dachau y Gusen en ese momento:
Dios quiere renovar el mundo y llenar el cielo de santos. Por lo tanto, busca víctimas puras, inocentes, valiosas, muy parecidas al Cordero de Dios. Tales corderos inocentes son nuestros clérigos. Fueron elegidos por Dios para ofrecerle el sacrificio de sus vidas en reparación por los pecados del mundo y pedir bendiciones y gracia.
Gerado Rodriguez